PRESENTACIÓN

   En el mundo siempre hay cosas bonitas para ver, que te permiten durante unos segundos transportarte a ese rincón de tu imaginación, donde siempre has soñado estar. Otros te acompañan de la mano hacia recuerdos que has vivido, un color te transporta hacia un pensamiento furtivo que tuviste, hacia una idea espléndida que olvidarás rápidamente cuando abras los ojos después de un sueño profundo.


   Aquel espacio, aquel tiempo, esa sensación te permiten muchas veces buscar una emoción escondida muy adentro, cubierta de capas y más capas de pensamientos absurdos. Ternura que te hace revivir los cálidos abrazos de tu madre; tristeza al recordar los ojos de la abuela cuando se marchó para siempre; alegría al ver revivir durante un segundo la primera mirada de tu hija; añoranza al repasar mentalmente todos los que vivían en tu pequeña calle cuando eras muy joven, y que ya no están porque los años pasan para todos.

   Convertimos nuestros recuerdos en imágenes, en sensaciones, en olores penetrantes que despiertan recuerdos, en colores vivos, en el tacto de aquella ropa, en el gusto de aquel helado, y todos ellos quedan almacenados para siempre.

   Durante tres segundos (tres segons en catalán), mientras recordamos, mientras nos fugamos, mientras no pensamos, viajamos hacia otros lugares que nos alejan de allí donde, inconscientemente no queremos estar, tres segundos para soñar, tres segundos para sonreír, tres segundos para recordar, tres segundos para emocionarte, tres segundos para no pensar durante tres segundos. La última imagen del día, la primera imagen de un sueño, la última antes no pase nada más. En calma, con la serenidad que nos puede traer el hecho de no estar presente durante sólo tres segundos.


  Los regalos pueden venir de mil maneras, dejad que os regalamos sólo tres segundos por cada imagen, y vosotros decidiréis si éstos tres segundos serán más largos, o más cortos, o si necesita otros tres segundos más, no hay prisa, vosotros decidís cómo ha de pasar el tiempo, y sin prisa dejad que los tres segundos os permitan transportaros hasta vuestra mente, lejos , un poco más allá.





¿POR QUÉ?

   Durante años estuve esperando en salas de espera a médicos, especialistas, estudiantes, enfermeras, analistas de laboratorio a que o me dieran muestras para analizar, o que me abrieran las puertas para trabajar en proyectos de investigación con ellos. Cada día veía miles de caras absortas, esperando a que les tocara su momento. Pocos disfrutaban de la lectura de un libro. Algunos conversaban tranquilamente entre ellos, si tenían la suerte de ir acompañados, otros miraban las manchas de la pared, el reflejo del cielo en una ventana, o la gente que pasaba. Había salas de espera llenas de color, con mujeres con pañuelos en la cabeza, que contrastaban con las paredes blancas y vacías, otros, donde manos temblorosas, cogían otras manos entresudadas, esperando alguna noticia, ya fuera buena o mala. Otras en las que una madre abrazaba a su hijo desconsolado que lloraba porque no sabía que le esperaría a su propio hijo. Y mientras yo me esperaba, sola, observaba cada día, durante muchos años las caras de muchos de ellos, los espiaba e intentaba saber porqué estaban sentados en aquellas salas, aunque demasiadas veces tenía claro qué podía pasar, una vez cruzaran la puerta del especialista.


  Y llegó el día, en que era yo quien tenía que esperar, sentada en una sala de espera muy pequeña, para decirle a mi padre, lo que nunca hubiera querido oír. Fue entonces, al lado de aquella máquina de café, que pensé en regalarle a mi padre tres segundos, lejos de mí, lejos de mi madre, lejos de su hermano que en poco tiempo nos dejaría.



  Tres segundos quiere ser el regalo para muchos padres como el mío, muchas madres, muchas hijas e hijos, muchos tíos y tías que esperaron en salas, sin conocer cuál sería su futuro. Tres segundos pretende que el mundo sea diferente durante una pequeño rato. Porqué todos nos lo merecemos, porqué todos algún día tendremos que esperar sentados, y a veces solos, ante una puerta, que desde fuera sólo nos genera mucha incertidumbre.



Estos tres segundos son para ti, ¿los quieres?